cursores ÃŀνĄ®θ Må®în Îzqüîë®dø: Guión Cinematográfico

lunes, 12 de enero de 2009

Guión Cinematográfico


Hola, mamá – Mitchie saludó a su madre como anotada al entrar en la cocina -. ¿Cómo te va?
Connie levantó la vista de la lechuga que estaba cortando.
-Bien- le contestó, divertida por el estado de ánimo de su hija-. ¿Y tú, qué tal?
–Genial –dijo Mitchie, atándose el delantal -. Fantástico. Maravilloso. Estoy…
-… poniendo esas patatas fritas en cuencos
- acabó su madre
-Exacto- Mitchie se dirigía a la despensa cuando entró Caitlyn
-Caitlyn – dijo Connie-. Gracias por venir pronto. Vamos a necesitar seis manos para la noche de tacos mexicanos.
- ¿Seis?- preguntó Caitlyn, viendo solamente a Connie y a ella.
- Mi hija – explicó Connie-. ¿Puedes empezar con las cebollas? Brown quiere hablarme de la barbacoa de la semana que viene.
- Claro – dijo Caitlyn atándose el delantal y tratando de poner un poco de entusiasmo.
Connie le dio las gracias y salió para reunirse con Brown, justo cuando Mitchie volvía a la despensa con otra bolsa grande de patatas fritas. Vio a Caitlyn justo a tiempo para taparse la cara con la bolsa.
-Eh, debes de ser las manos quinta y sexta
-bromeó Caitlyn-. No sabía que Connie tuviera una hija. Yo soy Caitlyn.
Mitchie se quedó callada, temiendo que su voz la traicionara. En cambio, la bolsa de patatas contestó con un <> silencioso. Mitchie pensó rápido para intentar un plan de huida.
-¿Necesitas ayuda?- preguntó Caitlyn.
La bolsa de patatas se movió como diciendo que no, y fue hacia la puerta marcha atrás. Se dio la vuelta y Mitchie salió disparada.
Pero no llegó muy lejos. Chocó con un cubo lleno de agua con jabón. Mitchie dio un grito, tropezó y cayó esparciendo las patatas por todas partes.
-¿Mitchie? – preguntó Caitlyn corriendo hacia ella. Mitchie miró a Caitlyn, pero se quedó muda. No sabía qué decir ni cómo explicarlo. No iba a sonar bien.
-Espera un momento – dijo Caitlyn, comprendió de repente lo que estaba ocurriendo -. Tú eres la hija de la cocinera – dijo incrédula-. ¿Es tu madre? ¡Increíble! ¡Quién lo hubiera dicho…!
- Bueno, ¿y a que esperas? – respondió Mitchie visiblemente afectada-. Corre. Ve a decírselo a todo el mundo.
Caitlyn se cruzó de brazos y miro a Mitchie.
- Quizá debería hacerlo.
- Bien – dijo Mitchie-. Como quieras.
Se levantó y trató de escurrir la camiseta. Al hacerlo, salieron trocitos de patata.
Caitlyn le miró detenidamente
- ¿Cuánto tiempo pensabas que podías guardar tu pequeño secreto?
- Más que esto – refunfuñó Mitchie.
Mitchie se agachó y se puso a recoger patatas del suelo.
Lo único que se oía era el crujido de laguna patata frita al romperse entre las manos temblorosas de Mitchie.
-¿Por qué? –le preguntó Caitlyn.
-¿Por qué quieres saberlo?- contestó Mitchie secamente.
- No quiero – dijo Caitlyn-. Pero cuando se lo cuente a todo el mundo, tendré que conocer toda la historia.
Mitchie entrecerró los ojos.
- Solo quería que me aceptaran, ¿vale? – admitió-. << ¿Por qué no se abrirá la tierra y me tragará entera>>?, pensó Mitchie
- Creo que toda esa farsa es estúpida e inmadura – dijo Caitlyn-. Te escondes detrás de una mentira absurda.
- Tú también te escondes- contestó Mitchie a la defensiva-. Con esa actitud querer demostrar que no te importa nada, ¿por qué estas aquí?
Hubo un momento de mutuo reconocimiento entre las dos chicas, un terreno común que no habían descubierto antes. Pero ese momento terminó Connie entró y vio la ropa mojada de Mitchie.
- ¿Qué te ha pasado? – preguntó, sorprendida.
- Se ha ahogado en sus propias mentiras
- murmuró Caitlyn para sí.
- ¿Qué? – pregunto Connie.
Mitchie miró a Caitlyn por el rabillo del ojo, esperando que se lo contara todo a su madre; que su hija le daba vergüenza ser la hija de la cocinera y que había mentido a todo el mundo. Caitlyn le devolvió la mirada.
- Nada – dijo, y abandonó la cocina.

0 comentarios: